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Innovacion y Negocios

lunes, 21 de diciembre de 2009

Capital Humano y Competitividad

De acuerdo a (Becker, G. S., 2004), la educación, el entrenamiento, y la salud, son las inversiones más importantes en capital humano. A nivel mundial existen varios estudios que muestran como el tener educación a nivel preparatoria y universitario incrementan drásticamente el nivel de ingreso de los individuos, inclusive si se ajusta por el costo adicional de inversión en tales servicios (incluyendo el costo de oportunidad de no trabajar durante esos años), o también si se considera el efecto de auto selección mediante el cual los individuos con un IQ más altos son más probables a elegir ir a la escuela y los individuos con un más bajo son menos probables a elegir ir a la escuela (sesgando el efecto de la productividad de los graduados). La evidencia empírica ha mostrado que en todos los países analizados, la fuerza laboral educada tiene salarios superiores a la no educada, aunque la brecha es considerablemente más grande en países en vías de desarrollo, como México.

Desde luego, la educación en la escuela o la universidad no es el único tipo de educación. Los trabajadores también aprenden y adquieren técnicas en el mercado laboral. Inclusive los egresados de las universidades no están capacitados al 100% para el mercado laboral, y deben obtener habilidades mediante un entrenamiento ya sea formal o informal. En los Estados Unidos, se estima que el entrenamiento “en el trabajo” constituye alrededor del 2% del PIB.

Una discusión sobre recursos humanos debe hablar sobre la influencia de las familias de conocimiento, habilidades, salud, valores y hábitos en el hogar. Lo primero que se debe de mencionar, es que en contra de la intuición común, no existe una correlación fuerte entre el ingreso de un padre y el de su hijo.[1] Sin embargo, sí existe una fuerte correlación entre los años de educación de un padre respecto a su hijo/hija.

Adicionalmente, varios estudios han relacionado al capital humano con la tecnología, y a su vez con el crecimiento de la economía de un país. Un claro ejemplo del impacto positivo del capital humano sobre las economías, es el de Japón y Taiwán; siendo países con escasos recursos naturales han tenido un crecimiento económico significativo, pues su modelo de desarrollo le apostó fuertemente a una mano de obra altamente educada
[1] Lo anterior es menos cierto para países sub-desarrollados, dónde la mobilidad social es menor.

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